Enclaustrados mayo 2021

Enclaustrados mayo 2021

Enclaustrados: Desde el Báltico hasta Olvés

Cada año, en torno al 18 de mayo, se celebra el Día Internacional de los Museos y, como viene siendo habitual, el Museo de Santa María de Calatayud se suma a este evento a través de las actividades que la Asociación Torre Albarrana programa en el mismo para la ocasión. El objetivo de este día es sensibilizar al público acerca del papel de los museos en el desarrollo de la sociedad y constatar que son un importante medio para el intercambio cultural.
Para esta 43.º edición el tema elegido es El futuro de los museos: Recuperar y reimaginar y se centrará en repensar el museo del futuro para afrontar los retos del presente.
Desde principios del 2020, la crisis de la COVID-19 ha impactado en todos los aspectos de la vida, provocando una situación a nivel mundial que ha cambiado la estructura de nuestras sociedades. Los museos no son una excepción a estos cambios; el sector cultural se encuentra entre los más afectados. El año pasado nos sumamos a la celebración de tan significado acontecimiento a través de nuestras páginas web y este año les invitamos del mismo modo al Museo de Santa María de Calatayud para que nos acompañen a una nueva actividad dentro de la programación ENCLAUSTRADOS que sirva también de conexión con la celebración del Día Internacional de los Museos.
Se trata de seguir el recorrido de una de las piezas más singulares que custodia en depósito el museo, un objeto único, una joya de ámbar que viajó desde Polonia a Marruecos y de allí a la corte española para acabar en la localidad de Olvés, en la comarca de Calatayud. Debemos está interesantísima investigación a José Luis Cortés Perruca, destacado historiador del Arte, gran conocedor del patrimonio de la comarca bilbilitana y con cuya inestimable y desinteresada colaboración la Asociación Torre Albarrana tiene el privilegio de contar.

Durante las labores de inventario, en el año 2010, de todos los bienes de la iglesia de Santa María y de la ermita del Milagro de Olvés, apareció una pieza de singular belleza que, en origen, había estado en la iglesia parroquial y fue trasladada a la ermita en 1986. Los vecinos de la localidad la denominan El Peinador de la Reina y tradicionalmente se usaba como sagrario para el Monumento de Semana Santa.

Se trata de un pequeño mueble tipo cabinet que al exterior presenta dos puertas cuya parte superior, una vez cerradas, forman un arco mixtilíneo que se ajusta perfectamente a una cornisa de la misma forma, con una perinola en el centro y cuatro remates en media bola. La base está compuesta por dos cajones separados por un plinto.

Una vez abierto el mueble, las dos puertas presentan sendos espejos. El cuerpo interior consta de 21 cajoncitos, repartidos en filas en torno a un caisson u hornacina central que se cierra con una puerta con cristal. Esta puerta, un rectángulo con arco engolado, inicialmente pudo haber tenido otro espejo sustituido por una estampa de Jesucristo a finales de los años ochenta del siglo XX que ha sido retirada en el proceso de restauración. El interior de este vano o caisson aparece cubierto por una espesa capa de pan de oro habiéndose eliminado todos los elementos decorativos originales.

La particularidad de esta pieza reside en el material en el que está realizada: placas de ámbar. El alma de madera de tilo de este mueble aparece completamente cubierta por placas de ámbar de distintas formas, tonos y texturas. Puertas, laterales y frontales de cajones están forrados de placas de este noble material de dos milímetros de grosor.

Los motivos decorativos, sobre un fondo de placas de ámbar opaco, se articulan mediante una serie de grecas realizadas en ámbar translúcido más oscuro, que se entrelazan formando sencillas lacerías en las que se insertan unos cabujones, también de ámbar, de distintos tamaños, grosor y forma, ovales o cuatrilobulados. Grecas y cabujones están grabados por incisión en su parte posterior con pájaros, paisajes, motivos florales, vegetales y alegóricos que aparecen adheridos a una lámina de latón que le sirve de fondo y da luminosidad y profundidad al grabado.

El ámbar es una resina fosilizada, anaranjada o amarillenta y traslúcida. Ha sido una de las primeras sustancias preciosas utilizadas por el hombre, antes incluso que el oro, la plata o las gemas y que a lo largo de la historia se ha valorado tanto por su belleza como por sus supuestas cualidades mágicas.

Desde épocas remotas el ámbar ha sido empleado ocasionalmente como elemento decorativo tanto en joyería como en artes suntuarias. Reducido a láminas finas fue utilizado, sobre todo en el norte de Europa, para decorar superficies de muebles suntuarios. 

Desde mediados del siglo XVII a mediados del XVIII se considera la edad de oro de las manufacturas en ámbar. Durante este período, los artistas más cualificados crearán arquetas, estatuas, candelabros, muebles guarnecidos de ámbar y otros materiales preciosos, sobre todo destinados para la realeza y como regalos institucionales. 

La pieza más conocida y espectacular realizada en este material es sin duda alguna el legendario Salón de Ámbar. En 1701, el rey de Prusia Federico I encargó en Danzig al arquitecto Andreas Schlüter y al tallista de ámbar de origen danés Gottfried Wolffram la creación de esta mítica habitación de ámbar para el Palacio de Charlottenburg. En 1716 fue regalado por su sucesor el rey Federico Guillermo I al zar Pedro I el Grande. Los valiosos paneles de ámbar llegaron a San Petersburgo para ser montados en el Palacio de Invierno creando la habitación más legendaria de la historia. En 1755, la zarina Isabel ordenó instalar la habitación en el palacio de Catalina I en Tsárskoye Seló, por lo que hubo que desmontarla de nuevo y ampliar el número de paneles. Esta sala desapareció en la II Guerra Mundial fruto del saqueo de los nazis. En la actualidad lo que se puede contemplar es una réplica; para realizarla han sido necesarias medio millón de piezas de ámbar.

Pero además de en esta mítica sala, el uso del ámbar como elemento ornamental en muebles suntuarios ha dejado bellos ejemplos que se conservan en museos de todo el mundo.

En el Walker Art Gallery de Liverpool, una de las galerías de arte más importantes de Inglaterra, se halla el llamado The Amber Cabinet (El Cabinet de Ámbar), un pequeño mueble con puertas y cajones con una distribución y factura similar al que nos ocupa.

Otro importante museo europeo, el Historisches Grünes Gewölbe de Dresde, en Alemania, encierra entre sus muros una destacada colección de objetos de ámbar y de otros materiales preciosos: entre ellos se localiza una pieza mucho más parecida a la hallada en Olvés. La textura del ámbar y la composición formal de ambos muebles son prácticamente iguales. 

En Polonia se encuentra el Museo del Castillo de Malbork, en el que se conserva otra de las colecciones más relevantes del mundo y entre estos fascinantes objetos, hay una pieza de singular belleza que también guarda grandes similitudes con El Peinador de la Reina, es el llamado Cabinet Poniatowski.

Como podemos comprobar El Peinador de la Reina de Olvés, el Cabinet de ámbar de Liverpool, pero sobre todo los cabinets de Dresde y Malbork, se asemejan en cuanto a materiales, decoración y ejecución, por lo cual podemos deducir que todos proceden de la misma zona, en la bahía de Danzig en el Báltico, entre las ciudades de Gdansk y Kaliningrado; además uno de los cabujones de El Peinador de la Reina tiene grabado un paisaje con lo que parece un puerto que se asemeja bastante a un grabado del siglo XVIII de Danzig.

Por estas similitudes técnicas y formales no es descabellado pensar que el mueble de Olvés sea contemporáneo al del castillo de Malbork, en torno al año 1770 y que el lugar donde de realizó sea el mismo, Gdansk, el foco más importante en el comercio y manufacturas de ámbar en los siglos XVII y XVIII.

Otra particularidad del mueble que nos ocupa es que ha llegado a nuestros días su embalaje original, un hermoso armario de madera con el interior forrado de terciopelo de seda azul y pasamanería dorada y el exterior policromado y dorado, encontrado por casualidad en un palomar de la iglesia de Santa María de Olvés.

La decoración de este pequeño armario, que sirve como embalaje para el peinador, está realizada con una clara influencia estética oriental, quizás del imperio turco otomano y, desde luego es coetánea, o sea, hacia la mitad del siglo XVIII. Nos muestra una decoración vegetal naturalista, iniciada ya en Estambul en el siglo XVI y prolongada, también en Egipto y el norte de África, a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX, sujeta a las leyes compositivas de eje de simetría de la tradición islámica, así como a sus recuerdos de lazo y de ataurique en los detalles de las cenefas que lo enmarcan.

Conocida la importancia del mueble de Olvés, ya que los muebles de Dresde y Malbork pertenecieron a reyes, no era descabellado pensar que su origen era Danzig, que fue ejecutado a mediados del siglo XVIII y que pudo pertenecer a algún miembro de la casa real española, pero se planteaban dos interrogantes que en principio parecían difíciles de resolver:

¿Cómo pudo llegar este magnífico mueble a España? ¿Qué personaje vinculado a Olvés pudo haberlo enviado a esta localidad?

La explicación a ambas cuestiones podía resolverse quizás relacionando el mueble de ámbar con otro hallazgo también valioso en la misma localidad: en la iglesia parroquial se conservan unos libros de carácter religioso en cuya portada de cuero rojo aparece grabado en oro el escudo de la Casa Real. Los libros, fechados en 1768 año en el que reinaba en España Carlos III, podrían haber sido traídos junto con el mueble por una persona nacida en Olvés y a la vez bien relacionada en la Corte.

Pero ambas cuestiones quedan resueltas a través de documentos localizados en el Archivo Diocesano de Tarazona donde se encuentra el archivo parroquial de Olvés. Entre los abundantes legajos se encontró un texto clave: un inventario de los bienes de la iglesia de Santa María de dicha localidad del año 1775 y dentro de éste un anexo fechado en 1778 que contiene el siguiente texto:

… En este año embió D. Antonio Bautista un cáliz con el nombre del Rey, Dios lege, de los que ofrece su Majestad en la fiesta de Reyes, y la preciosa Urna para poner al S. en el Monument. La que bendixo D. Custodio, regente La Cura de Comis… Obispo la Plana…

Sospechando que dicha urna era el mueble de ámbar, y que habría sido enviado a Olvés acompañado de alguna misiva se pudo encontrar en el mismo archivo el siguiente documento, que expresa con total claridad que es un obsequio del Emperador de Marruecos al Rey de España, y que este personaje llamado Antonio Bautista lo enviaba a su pueblo, Olvés, para usarlo como sagrario en el Monumento del Jueves Santo:

Donación de una alhaja, 1778

Muy señores míos y de mi mayor estimación y aprecio: estoy muy gozoso de haver podido conseguir una Urna muy singular y exquisita para destinarla a que sirva de arca para venerar el SSmo. el Jueves y Biernes Santo en esa nuestra Iglesia, ha dado mucho golpe  a cuantos la han visto en esta corte, y ami el mayor gusto en darla el mejor destino, la que presento ante Vuestras Mercedes con todo mi afecto, como buen  patricio e hijo de ese pueblo, solo encargo a Vuestras Mercedes encarguen el mucho cuidado y aseo que necesita tal alaxa, pues de oro y de plata sería de más balor, pero no tan particular y exquisita como esta, y tener las circunstancias apreciables de haber sido regalo del Emperador de Marruecos al Rey Ntro Señor (que Dios guarde) y su Magestad la regaló a el Señor Marques de Grimaldi, por cosa particular de quien por medio de su secretario amigo mío la pude adquirir y componerla en la forma y disposición que Vuestras Mercedes verán y explicarán el modo de colocarla y usar de ella la nota adjunta. Espero que me hagan Vuestras Mercedes el favor de anotar esta dádiva a continuación de las de mi tío, que goce de Dios, dio a esa Santa Iglesia, esto sin que sea por vanidad ni fin particular alguno, solo para que sea emulación a otros hijos de ese Pueblo, en que sean bien echores como hijos de esa Iglesia; quedan en mi los vivos deseos, si Dios me da vida, en adquirir y hacer cuanto pueda por esa Iglesia, y todo el Pueblo; recivan Vuestras Mercedes mis verdaderas expresiones, y manden cuanto sea de su agrado, mi hermano hace esta por propia, y yo ruego a Dios que prospere y que la vida de Vuestras Mercedes dilatados años. Madrid y Marzo 12 de 1778.

A Vuestras Mercedes su más afectísimo y seguro Capellán.

Firma de Antonio Bautista 

Señores Regente y Beneficiarios: muy señores míos.

Sin duda alguna este sacristán mayor de la Capilla Real, don Antonio Bautista, es la persona que llevó el excepcional cabinet de Madrid a Olvés, la mencionada urna que todavía hoy en día se utiliza como Sagrario en Semana Santa, además de numerosas donaciones entre las cuales encontramos los libros mencionados de la Real Capilla.

Pero ¿por qué se denomina El Peinador de la Reina, si en realidad parece que fue obsequio del Emperador de Marruecos al Rey de España?

Es un hecho que durante el reinado de Carlos III, España y Marruecos mantuvieron desde 1767 a 1774 unas excelentes relaciones diplomáticas y comerciales. Tanto entre Carlos III y Sidi Mohamed Ben Abdellah, Emperador de Marruecos, como entre los Príncipes de Asturias y el heredero alauí, y la sultana Layla Fátima, que parece ser que fue dama de origen genovés, hubo un intenso intercambio epistolar y de regalos oficiales, por parte española sobre todo objetos suntuarios provenientes de las reales manufacturas. 

Puede llamar a confusión tantas denominaciones y el hecho de que, según las cartas conservadas en el Archivo Histórico Nacional, fuese un regalo de la sultana a la Princesa de Asturias y sin embargo la que envió don Antonio Bautista a Olvés con el mueble se mencione que era un regalo del sultán de Marruecos a Carlos III, pero quizás este hecho quede justificado por la costumbre musulmana de no citar a las mujeres, en este caso a la sultana, en la correspondencia.

La convicción de que El Peinador de la Reina es este joyero, escaparatito o escritorio es firme.

Pero creo que ha de tenerse en cuenta que con toda probabilidad se tomase como un regalo a la Casa Real de España y que en realidad iba destinado especialmente a la Princesa de Asturias, María Luisa de Parma, como joyero personal.

En cualquier caso, el origen regio de este mueble queda corroborado por el nombre con que los vecinos de Olvés lo conocen: El Peinador de la Reina.