Abanto

Abanto

(Texto parcialmente reproducido de la obra Cultura popular de la Comunidad de Calatayud, escrita por José Ángel Urzay Barrios, y publicada en Calatayud por el Centro de Estudios Bilbilitanos y la Comarca Comunidad de Calatayud, en 2006.)

En la ladera de un cerro de la margen derecha del Ortiz, se asienta Abanto, coronado por una zona que llaman El Castillo. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o de San Bernardo, un edificio de piedra de sillería del siglo XVIII, ocupa el centro de la población. Es un templo rectangular y cabecera cuadrada, de tres naves, la central con bóveda de lunetos, y las laterales de bóveda de arista. El templo guarda los objetos religiosos que se bajaron de Pardos. El retablo mayor, procedente del Monasterio de Piedra, representa a San Bernardo lactante. En el reloj de sol adosado a uno de sus muros podemos leer la frase: Año 1900. Abajo los consumos, un clamor puesto por escrito contra el impopular impuesto de la época.

El pueblo conserva excelentes casas de estilo aragonés, particularmente la que está encima de la vieja fuente y pilón. Alguna vecina utiliza ocasionalmente el lavadero, cubierto en 1945. Las fachadas de algunas casas presentan excelentes rejas en sus ventanas.

Abanto conserva dos ermitas, una en cada dirección. La de San Esteban, una de las más interesantes de la comarca, está en la carretera subiendo hacia Cubel, adosada al cementerio; es una ermita de arcos diafragma y cabecera gótica pintada en azul. Se entra a la ermita de los Mártires, cubierta con bóveda de lunetos, por una puerta protegida de la intemperie con un tejadillo que es prolongación del tejado.

A la entrada de Abanto nos recibe el peirón de San Antonio de Padua, totalmente nuevo, con basa cuadrada decorada con piedras, tronco de ladrillo caravista con una baldosa del santo y el edículo, que es una prolongación del tronco, con la hornacina que contiene la imagen de San Antonio.

Situado junto al río, el peirón de San Isidro sirve a la vez de fuente. Está dedicado a un agente de extensión agraria y fue levantado en 1975.

Localizamos el peirón de la Virgen del Pilar en la pista que conduce hasta Pardos. Es un rotundo y sólido pilar, adornado con flores, como todos los peirones de Abanto.

Accedemos al peirón de la Virgen de la Cabeza por un umbroso camino que bordea la vega del Ortiz por su margen derecha. Estamos en una zona de manantiales y acequias de riego que mantienen huertos bien cuidados. El peirón, levantado sobre una grada de piedra, está adosado a una caseta y a su lado quedan los restos secos de un enorme chopo amargo.

Hacían rogativas a los peirones de la Virgen del Pilar, de San Antonio de Padua y de la Virgen de la Cabeza, cada día a un sitio. Iban todos los años después de la cruz de mayo, cantando procesionalmente Las Letanías.

El peirón de San Antonio Molino ya no existe.

El Ojo de Pardos es un hundimiento cárstico que forma una pequeña laguna, situado en el valle del Arroyo de la Veguilla. Cuenta la leyenda que un labrador de Pardos dejó los bueyes a mediodía en ese paraje para ir a comer a su casa y cuando volvió para reemprender la faena, el campo había desaparecido y en su lugar había surgido una laguna que se había tragado a los animales.

De las entrañas de la roca calcárea brota delante de nuestros ojos el agua pura que llena el Pantano o Laguna de las Fuentes, que sirve como balsa de riego y lugar de recreo. Dice la copla:

En Abanto hay cosas buenas,

pero buenas de verdad:

el pantanico y su iglesia

y las fiestas de San Blas.

En estos momentos se explota en el paraje del Sabinar una cantera de mármol, de la que se obtienen tres categorías: Abanto real, de color crema con hilos rosas; Abantino, de color crema claro; Marrón Abanto, de color marrón con vetas blancas. De Abanto sale un camino hasta Cimballa en el que, al llegar a la zona de parideras del Portillo, están precisamente las canteras. Por el camino de la derecha se sube hasta el alto de La Moratilla. Siguiendo más adelante se pasa junto a la Balsa del Monte, en cuyas cercanías hay un abejar de obra.

Aguas abajo del pueblo, nos sorprende gratamente el molino harinero. Aunque está completamente hundido, mantiene la magnífica balsa de piedra de sillería, con una inscripción que data su construcción en 1564.

La Casa de Las Salinas sobre un montículo cerca de la carretera nos recuerda que en Abanto se extraía la sal de un pozo.

Junto al pueblo, en la zona de Los Centeneros, las mujeres cogían arena para fregar. Hubo además una nevera en el paraje del Castillo y un tejar.

Abanto es la patria del cantante de jotas Manuel Muñoz Cetina (1879-1943), más conocido como El Tuerto de Abanto. Famoso jotero en su época, vivió varios años en Calatayud, donde cantó con otros joteros bilbilitanos. Marchó a Barcelona, ciudad en la que grabó varios discos. Aún sigue vivo su recuerdo por algunas localidades de la comarca, en cuyos cafés cantaba jotas:

Un tuerto engañó a San Pedro

diciéndole que era santo

pero luego resulto que era él,

“El Tuerto de Abanto”.