Moros
(Texto parcialmente reproducido de la obra Cultura popular de la Comunidad de Calatayud, escrita por José Ángel Urzay Barrios, y publicada en Calatayud por el Centro de Estudios Bilbilitanos y la Comarca Comunidad de Calatayud, en 2006.)
El casco urbano de Moros es el más interesante, espectacular y homogéneo de toda la Comunidad de Calatayud desde cualquier perspectiva, objetivo inevitable de fotógrafos y pintores. Las casas se aprietan en la solana del cerro, formando un conjunto urbano único en España. Además, es imprescindible recorrer Moros por su calle central y sus callejuelas, disfrutar de sus viejas casas de adobe y tapial de varios pisos, de sus callizos y arcos, del ambiente rural primigenio que transmite al visitante. Dicen en Moros que las escaleras son para bajar, no para subir, y es cierto, porque a las casas de varios pisos se entra por la planta calle y se baja a dependencias, corrales y bodegas.
La iglesia de Santa Eulalia Emeritense, que preside el conjunto urbano, ha sufrido varios daños en los últimos años: se quemó completamente el 5 de marzo de 1971, desapareciendo en el fuego los retablos. A la torre le cayó un rayo al año siguiente. Además, quedó ahumada en otra ocasión como consecuencia de unas velas que prendieron la mesa en que estaban colocadas. La iglesia conserva el Cristo del Peregrino del siglo XVII, que sigue la tradición de los Cristos pintados por un artista anónimo, que desaparece misteriosamente de la población una vez acabada su obra.
Apenas quedan restos del castillo, sólo una torre rectangular asomada al despeñadero. Se mantiene el edificio del hospital, ahora dedicado a otros fines, junto a las escuelas. La nevera, situada en la umbría a la entrada, apenas es reconocible.
Junto al puente que cruza el río camino de la ermita de la Virgen de la Vega se encuentra la Fuente de los Siete Caños, restaurada, y el lavadero cubierto. En ese lado del pueblo mana la Fuente de la Salud. En el estribo del otro puente, junto a un azud que sirve para dar riego a la margen derecha, se conserva una fuente de dos caños.
Hubo cuatro peirones, de los que se mantienen tres en pie. El peirón de San Antón en La Portilla fue reedificado junto a su ubicación anterior en un espacio que permitiese el paso de vehículos. Su tronco pintado de blanco arranca directamente de la roca. El pequeño peirón de San Blas, detrás del pabellón, destaca sobre el color rojizo de las rocas, junto a una senda que se dirige hacia el monte. Enfrente del anterior, pero al otro lado del río, está el rotundo peirón de San Roque, de formas redondeadas. El de San Babil fue desmantelado y sustituido por una imagen del santo colocada en una hornacina de una casa cercana de la parte baja del pueblo, junto a la fuente de San Babil.
Varias coplas relacionan los peirones y sus titulares:
San Babil vive aloguero,
San Roque no tiene casa,
San Blas está en un cerro,
San Antón es el que falta.
San Babil vive aloguero,
San Antón vive en la umbría,
San Blas le dice a San Roque:
mala se nos pone la vida.
Cuatro guardias hay en Moros
que guardan la población:
San Babil, San Roque,
San Blas y San Antón.
La ermita de la Virgen de la Vega es espectacular. La imagen fue robada en 1985, pero pudo ser recuperada tres años más tarde. Es una talla preciosa de madera, revestida con ropajes, que las mujeres cuidan con esmero. La ermita disponía de casa de santero, derribada hace unos años para consolidar mejor el edificio, que conservaba exvotos de cera y las cadenas de un cautivo. El santero, que cultivaba allí mismo un huerto, vivió hasta los 70 años con su familia, encargándose de mantener limpia la ermita y atender a los devotos. En otoño iba a las prensas del pueblo para que le diesen un cántaro de vino.
Las otras ermitas de Moros están arruinadas. La ermita de San José a duras penas se mantiene en pie al entrada de la población. La ermita de Santa Bárbara, en lo alto de un monte, ofrece una vista espectacular sobre el término; cuando se preveía tormenta, los cofrades subían a tocar hasta allí las campanas. De la ermita de San Miguel sólo quedan los cimientos; su retablo está en la ermita de la Virgen de la Vega. Parece que hubo otra, conocida coloquialmente como Santius, si bien las referencias son confusas. Otras coplas hacen referencia a estas ermitas y a los peirones anteriormente mencionados:
San Babil vive aloguero,
Santa Bárbara está hundida,
San Blas le dice a San Roque:
Mal se nos pone la vida.
Santa Bárbara está en un cerro,
San Roque en una cuesta,
y la Virgen de los Milagros
en Santius está puesta.
La Casa del Rey o Fuente Cardera es un edificio en ruinas en un paraje del monte con restos de minas.
Se conserva un grupo de colmenares tradicionales todavía activos en la solana del monte enfrente del pueblo al otro lado del río. Los viejos olivos que salpican el entorno delatan que es una zona abrigada y protegida de los fríos. En Moros casi todas las familias tenían colmenares.
Hubo banda de música, que vestía uniforme caqui. Salieron a pueblos, pero no tanto como otras.