Carenas

Carenas

(Texto parcialmente reproducido de la obra Cultura popular de la Comunidad de Calatayud, escrita por José Ángel Urzay Barrios, y publicada en Calatayud por el Centro de Estudios Bilbilitanos y la Comarca Comunidad de Calatayud, en 2006. Este capítulo está firmada por Joaquín Melendo Pomareta.)

Carenas ofrece uno de los cascos urbanos mejor conservados de la comarca, en el que apenas se encuentran casas arruinadas como sucede en la mayoría de las poblaciones. Su amplia plaza es el centro de la población, escenario de sus fiestas y celebraciones. Por sus calles pueden verse las entradas exentas de las bodegas y sus respiraderos.

Fue en el pasado una heredad concedida por los Reyes de Aragón a diversos señores y que acabó perteneciendo a la Orden del Císter por donación de uno de ellos a finales del siglo XII. De este modo los abades de Piedra eran los señores de Carenas. El casco urbano estaba agrupado junto al manso o núcleo murado, para así potenciar el crecimiento del pueblo, que es una constante en el pensamiento de los monjes de Piedra. Este manso se agrupaba en torno al castillo de Carenas sobre el que se edificó la iglesia parroquial.

En el casco urbano se encuentran dos templos. La iglesia parroquial de la Asunción, que presenta planta rectangular de tres naves, conserva en su interior interesantes retablos, muchos procedentes del Monasterio de Piedra. Como en Ibdes, se mantiene fijo durante todo el año el monumento de Semana Santa. La ermita de Santa Ana que fue concluida a mediados del XVII parece por sus dimensiones una iglesia. Su retablo mayor y la talla del Cristo de la Langosta son magníficos.

Destaca también la ermita de San Sebastián, ya en ruinas, que conserva intactos los tres arcos diafragma que sustentaban su estructura de planta rectangular con coro a los pies y que pertenece al gótico rural aragonés de los siglos XIII-XIV.

La ermita del Santo Sepulcro, excavada parcialmente en el monte, fue construida en el siglo XVII. Consta de tres naves, las dos laterales muy pequeñas, con un retablo mayor y un Cristo yacente del siglo XVII. Se sube a la ermita por un vía crucis con estaciones de factura moderna, realizado en forja.

Hay noticias de la desaparecida ermita de San Juan, junto al puente del mismo nombre, que todavía existía en el siglo XVIII y cuyo edificio forma hoy una casa a las afueras del pueblo, al ser vendida la ermita por el concejo. Tiene planta cuadrada, con tejado a cuatro aguas y en el interior todavía se observan arcos de tipo gótico conformando su estructura.

Los dos peirones de San Sebastián, uno nuevo y otro viejo, están emplazados antes de llegar a la ermita del santo. El viejo peirón de mampostería y sillarejo se mantiene milagrosamente en pie sobre una roca.

Dentro del pueblo, el peirón de San Pascual, sobre grada de hormigón, está pintado de blanco y ribeteado de azul. Desaparecieron el peirón de San Vicente, en el camino del cementerio, que dio paso al dicho ir para San Vicente y el peirón de San Gregorio en el camino de La Vilueña.

En la subida al cementerio destaca La Cruceta, donde las comitivas mortuorias paraban a rezar un pater noster antes de llegar al camposanto, aunque en realidad su significado es ganadero, pues allí confluyen las cañadas procedentes de Aragón hacia Castilla, cuya ruta era conocida como Cabañera Transversal.

Dentro del casco urbano sobresale la Casa de la Alcaidía, también llamada Palacio de la Señoría, que se corresponde con un edificio perteneciente al Monasterio de Piedra. En su interior conserva pinturas murales góticas, una gran escalera iluminada por una cúpula-linterna con excelentes esgrafiados de yeso, que conforman un patio inferior al que se asomaban los monjes a través de unos arcos conopiales, decoración mudéjar en su alero, una excepcional bodega que era la principal del Monasterio de Piedra, seguramente una de las más grandes de la comarca de Calatayud, el bodegón llamado del Fraile, de tipo gótico, y otras dependencias. En su fachada se puede contemplar el escudo de Piedra y un reloj de sol, conocido como El Cuadrante. Actualmente la casa está partida entre varios propietarios.

Igualmente existía el edificio conocido como el Granero del Monasterio, hoy en día reconvertido y restaurado en Casa de Cultura, que antaño sirvió también de escuela de niños y niñas.

Otras muestras de arquitectura popular son el molino harinero, junto al río y una hilera de chopos cabeceros, muy cerca de otro molino, en ruinas, que también perteneció a Piedra, cerca de la ermita de San Sebastián. Se llega allí tras cruzar el puente del Molino, de factura moderna, construido tras una gran riada que en el siglo XVII destruyó el puente de San Sebastián, de piedra sillar y del que sólo quedan los arranques, más abajo del actual molino. Al otro lado, la fuente de los Tres Caños, en la margen derecha del río, completa un paraje rico en arquitectura popular.

En la subida al Sepulcro está el puente de San Juan, de tipo románico y actualmente reformado, que sólo conserva de antiguo su base, habiendo perdido los remates superiores, entre ellos su barda de piedra sillar.

Bajo las aguas del pantano está el puente de Santicobal, construido con piedra sillar, el puente de Piedra, al parecer de origen romano, y el puente de Cocos, de traza románica y que aparece intacto cuando bajan las aguas del pantano. En el puente de Tranquera, junto al antiguo Merendero de la Tranquera, construido por canteros gallegos con piedras de la Muela Pequeña, se rodaron escenas de la película La Dolores.

Curiosa es La Canal de Valondo, en la acequia del Brazal, un interesante acueducto construido en ladrillo y que salva un pequeño barranco. Ha sido reformado varias veces como consecuencia de su hundimiento por las riadas.

Otras construcciones desaparecieron, como el batán y el colmenar del Monasterio de Piedra, los alambiques, el matadero, el horno público, los alfares y el lavadero. Quedan vestigios de la nevera, comprada por un particular al concejo, de los hornillos de yeso, de las caleras y de la cueva de la greda.

En el término de Carenas se ubica la presa del Pantano de La Tranquera, en la actualidad tiene una capacidad de menos de 80 hm³ y una extensión de 530 hectáreas, y oculta bajo sus aguas los despoblados de Cocos y Somed. Construido el pantano entre 1952 y 1960, la presa está situada en el paraje del Chorrillo. Tras la construcción del embalse Carenas que en 1957 alcanzó su techo poblacional con 2.045 habitantes, descendió rápidamente.