Aniñón

Aniñón

(Texto parcialmente reproducido de la obra Cultura popular de la Comunidad de Calatayud, escrita por José Ángel Urzay Barrios, y publicada en Calatayud por el Centro de Estudios Bilbilitanos y la Comarca Comunidad de Calatayud, en 2006.)

El casco urbano de Aniñón se levanta entre dos arroyos: El Fresno y el Acuadrón; en este último barranco está la fuente y lavadero de La Canaleja. Aseguran que quien bebe sus aguas se vuelve loco. Hay otra fuente y lavadero en el barranco del Fresno, llamada Fuente del Río. Al lado se construyó un abrevadero.

La iglesia de la Virgen del Castillo, de volúmenes compactos, concentra inevitablemente la mirada cuando se divisa la población. Su amplio interior contiene la capilla del Santísimo Misterio y un altar mayor digno de ser contemplado con detenimiento. El hastial mudéjar es magnífico.

 

Cuando se construyó la actual carretera de Calatayud a Soria, fue necesario edificar el espectacular puente de entrada a la población que permitió el ensanche de la población por esa zona, donde se conserva la antigua almazara, convertida ahora en un Museo del Aceite.

Las dos puertas de acceso a la población eran la Puerta de Aranda, desparecida, y la Puerta de la Villa. Por el camino de Aranda, a la salida del pueblo, se encuentra la ermita de San Ramón.

La Puerta de la Villa es la antigua entrada desde Torralba. Un poco más adelante está el matadero, el lavadero y la fuente de la Puerta de la Villa. En el lado izquierdo del camino, el viacrucis marcado por cruces blancas lleva hasta el cementerio. A mitad del trayecto se alza un humilladero mudéjar, con una imagen moderna del Sagrado Corazón, muy cerca de la pequeña ermita de Santa Lucía. Al fondo se ve el Cerro de los Moros, un enclave arqueológico.

El término de Aniñón se extiende por la Sierra de la Virgen. El punto más alto es La Estecilla o La Cabrera. Hubo minas de manganeso cincuenta años atrás, pero su explotación no resulto rentable y duraron poco tiempo. El pantano del Niño Jesús, empezado en 1952, fue terminado poco después. Hay un paraje llamado El Santo, que ahora son unas parideras; la tradición oral dice que hubo allí un monasterio, aunque otros mantienen que estuvo allí la ermita de San Sebastián. Un poco más abajo está El Cubo, en La Estacada, probables restos de un molino. Se conservan varias neveras, la de San Ramón, junto a la ermita de su nombre y otras en la zona llamada precisamente Las Neveras de la sierra.

La ermita del Dulce Nombre de Jesús, metida en la sierra, es el destino de una de las romerías más famosas de la comarca.

Aniñón ha sido siempre un pueblo de fuerte tradición musical. Durante varias épocas hubo dos bandas a la vez. La primera, la Unión Musical, fue fundada a finales del XIX por mosen Jesús Rodrigo, que era hijo del pueblo. Posteriormente surgió otra, de la que sólo se tienen referencias verbales, ya que desapareció pronto. La Unión Musical continuó como banda única hasta que en la década de los cuarenta del siglo XX apareció otra con el nombre de Santa Cecilia y ambas coexistieron hasta los años noventa. En la actualidad continúa sólo una como charanga, con el nombre de la Unión Musical, formada por cinco miembros. La Unión llegó a contar con 27 músicos y Santa Cecilia con 20, ambas eran bandas privadas integradas básicamente por agricultores, que compatibilizaban el trabajo en el campo con la música. Siempre ha habido, también, tradición de rondalla formada por cerca de treinta miembros que tocaban guitarra, laúd, bandurria, guitarrico y pandereta.

Ha sido Aniñón una localidad rica en tradiciones y festejos populares, a las que acompañaban tradicionalmente sus dos bandas. Presentan un gran interés las fiestas del Santísimo Misterio y la de San Clemente. La fiesta de San Sebastián, patrono del pueblo, ha quedado reducida a la celebración religiosa. Al final de la misa se adora la imagen y se reparten a los asistentes los rollos troceados que iban en la peana. Apenas quedan cofrades, si bien guardan celosamente las varas y la arquilla. En sus años de mayor auge la cofradía preparaba tres días de fiesta: vísperas, el día del santo y San Sebatiancico. Todo el pueblo iba a bailar a las eras de San Ramón y la cofradía invitaba a vino. Se encienden hogueras por San Antón, San Babil, San Blas y Santa Águeda. La fiesta de Matalavieja se celebra el miércoles central de la Cuaresma. De la Semana Santa es destacable la procesión del Viernes Santo por la tarde hasta la ermita de San Ramón para ver a la Virgen de la Soledad. Por San Jorge se organiza una semana cultural con actividades diversas y se sube a comer al Jesús que así se llama la ermita del Niño Jesús del Monte. El primer sábado de mayo se celebra la Fiesta de la Cooperativa. La romería del Jesús se celebra el segundo sábado de mayo.